Reseña: Nadie como tú

Camryn tiene veinte años. Ahora que ha acabado sus estudios, está a punto de entrar en una nueva etapa de su vida. Le espera un trabajo, la ciudad y compartir piso con su mejor amiga Natalie. A veces duda de que esto sea lo que realmente quiere hacer, a ella le gustaría vivir una aventura, embarcarse en algo diferente, sobre todo tras la trágica muerte de Ian, su gran amor.

Pero todo cambia justo antes de su primer lunes de mujer adulta. La vida se le pone del revés. Natalie ya no es su amiga, ya no tiene donde vivir, tendrá que volver a ser dependiente de su madre… Todo esto no es lo que había imaginado, así que toma una drástica decisión: irse. A la mañana siguiente toma un bus y allí conocerá a un misterioso chico, Andrew, con el que poco a poco irá congeniando. ¿Será él su media naranja?


Lo cierto es que esta novela me llamó mucho la atención cuando salió, pero no me atrevía a probar suerte, porque de alguna manera siento que la literatura contemporánea no es mucho lo mío. O bueno un poco, pero mezclado con algo más. Pero es cierto que he leído unos cuantos libros de esta temática que me han gustado mucho, así que decidí que con éste no tenía por qué ser distinto.

Lo que más me ha gustado del libro ha sido, sin duda, lo rápido que se lee y la sencillez de su historia. Por lo que he leído de este estilo, el argumento no suele ser nunca muy enrevesado, y es un aspecto que valoro mucho. Sin duda, me permitió evadirme y sobre todo, descansar de tanta lectura fantástica y distópica. Y como era eso mismo lo que estaba buscando, debo reconocer que he quedado más que satisfecha, en ese sentido, con esta lectura.

Pero además transmite al lector alguna que otra enseñanza, principalmente la de dejarse llevar y disfrutar del presente. A través de dos personajes que están totalmente desubicados, que necesitaban encontrarse el uno al otro para ayudarse a encontrar su propio camino, la autora ha sabido reflejar tanto la incertidumbre, como la desazón y el estrés que nos provoca no saber qué hacer, o qué es lo que realmente queremos en la vida.

La narración es sencilla, lleva buen ritmo y sobre todo está empapada de un tono divertido, jovial y optimista, en concordancia con lo que quiere transmitir. Es como que en todo momento se respira un buen rollo contagioso, por decirlo de alguna manera. De esta forma, se desarrolla una historia de amor, que va ganando fuerza y que en mi opinión, si bien no es algo demasiado precipitado, sí que me parece que surge un poco rápido. Aunque no me dio en ningún momento la sensación de que fuera algo demasiado abrupto. Pero también hay algo de drama, asociado a los problemas personales de cada uno de ellos. Y una cosa que no se sabe hasta el final y que sí me pareció un poco sacada de la manga, cuando en ningún momento del libro (y mira que tuvo oportunidades la autora, con casi 500 páginas) se dio una mínima pista al respecto.

Sólo quería hablar un poco más de los personajes. Creo que han sido el punto más negativo de la historia. No considero que sean malos, de hecho los veo bastante elaborados, e incluso me sentí muy identificada con Camryn, la protagonista, en más de una ocasión, pero por algún motivo no terminaron de cuajar. No terminé por encariñarme mucho con ellos, ni simpatizar más allá de aquellos momentos de Camryn que acabo de comentar.